sábado, 3 de septiembre de 2011

Mi pequeño homenaje a un gran maratoniano

Llevo tiempo queriendo escribir sobre el espíritu del maratoniano que para mi representa Pablo Villalobos.

Viéndole en su día a día te das cuenta de que pese a ser prácticamente un principiante en el maratón (el de Daegu será su 4º) es un auténtico maratoniano. Y digo esto no sólo por la calidad atlética sino por su constancia, esfuerzo, sacrificio, capacidad de trabajo y superación.


Los que conocemos a Pablo sabemos que es trabajador como una hormiguita, trabaja a diario, sumando poco a poco, sabiendo que algún día su esfuerzo verá sus frutos.

Pero no siempre las cosas salen bien, en la larga preparación que requiere un maratón, igual que a lo largo de la vida deportiva hay momentos malos, momentos en los que te planteas si merece la pena seguir, si serás capaz de conseguir el objetivo. Pablo también ha pasado por esos momentos, siempre recordaré la desilusión del 2008 cuando se empeñaba y esforzaba por conseguir la mínima olímpica en 5000m.l y una y otra vez fracasaba, no se rindió hasta que una analítica desvelaba un posible problema de tiroides. Esa fue la explicación de los malos resultados de Pablo pero a la vez suponía una incertidumbre, no sabíamos cómo repercutiría en su futuro deportivo. Pero Pablo fue capaz de sobreponerse a las adversidades y comenzó a pensar en nuevos objetivos, nuevas ilusiones que le permitieran seguir enganchado al atletismo, fue el momento de pensar en distancias largas. En 2009 consiguió ser campeón de España de media maratón y en febrero de 2010 debutó en el maratón de Sevilla, después el éxito del Campeonato de Europa de Barcelona siendo 5º en una magnífica carrera con unas condiciones durísimas. En 2011 fiel a la cita hispalense, consiguió ser campeón de España de maratón, donde el éxito fue doble pues en categoría femenina el campeonato fue para Tamara Sanfabio, atleta entrenada por él.

Pablo se presenta en Daegu con muchos kilómetros en sus piernas, las tareas hechas y con muchísima ilusión. Ojalá pueda demostrarlo. Se lo merece.